"Fumigueitor", un personaje que debiéramos desterrar…

El principal producto usado para fumigar la soja transgénica es el glifosato, que mezclado con otros compuestos químicos y bajo el nombre de “Roundup” es comercializado por la empresa Monsanto, la misma que creó y patentó los cultivos transgénicos con resistencia a dicho producto.
Monsanto se ha empeñado sistemáticamente en promover al glifosato como un “agroquímico sin impacto ambiental”. Sin embargo, la realidad muestra que el glifosato causa la degeneración silenciosa de la salud, y ya se ha cobrado varias vidas humanas.
Estudios de científicos independientes demuestran que el glifosato es altamente tóxico para el ambiente y los seres vivos. Se ha encontrado que este herbicida actúa directamente contra hongos, insectos y microorganismos benéficos, que juegan un rol importante en los procesos de remineralización del suelo y el equilibrio de los ecosistemas. Entre los efectos demostrados sobre la salud humana se cuentan: irritaciones dérmicas y oculares; náuseas, mareos y vómitos; problemas respiratorios, taquicardia, aumento de la presión sanguínea y reacciones alérgicas; daños gastrointestinales y al sistema nervioso central; cáncer; malformaciones fetales y abortos espontáneos.
Quienes inicialmente realizaron en Estados Unidos los estudios toxicológicos sobre el glifosato requeridos oficialmente para el registro y aprobación de este herbicida, han sido procesados legalmente por el delito de prácticas fraudulentas, tales como falsificación rutinaria de datos y omisión de informes sobre incontables defunciones de ratas y cobayos, falsificación de estudios mediante alteración de anotaciones de registros de laboratorio y manipulación manual de equipamiento científico para que éste brindara resultados falsos.
No solo los representantes de la empresa, sino también muchos funcionarios, productores y técnicos desconocen o niegan la peligrosidad del glifosato, y se han hecho eco del slogan de Monsanto, que dice "el glifosato es inofensivo como la sal de mesa: una persona puede tomarse un vaso y no le hace absolutamente nada".
Sin embargo, ninguno ha aceptado el convite de una copita de glifosato…
¡¿Quién puede creerles el cuento!?

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